El cuerpo del amor se vuelve transparente, usado como fuera por las manos. Tiene capas de tiempo y húmedos, demorados depósitos de luz. Su espejo es la memoria donde ardía. Venir a ti, cuerpo, mi cuerpo, donde mi cuerpo está dormido en todas sus salivas. En esta noche, cuerpo, ilumindada hacia el centro de ti, no busca el alba, no amanece el cantor.
JOSÉ ÁNGEL VALENTE