jueves, 20 de marzo de 2014

Componer un mundo
a la medida de sus abrazos
con el ritmo de su pulso
delinear y cortar y amasar
imágenes clandestinas.
Dormirse con la aurora
acariciando el piano
y permanecer
creando un universo
en la penumbra
con la certeza firme
de quien alumbra
los sueños imposibles.
Construir un hogar
al calor de sus arrugas
con el brillo de su mirada
pensar y quemar y moler
olores y sabores ya sagrados.
Despertarse en la noche
susurrando al vacío
y permanecer
creando un universo
en el silencio
viviendo su recuerdo
eternamente.

sábado, 15 de marzo de 2014

José Emilio Pacheco

DON DE HERÁCLITO

Pero el agua recorre los cristales
musgosamente:
ignora que se altera
lejos del sueño todo lo existente.

Y el reposo del fuego es tomar forma
con su pleno poder de transformarse.
Fuego del aire y soledad del fuego
al incendiar el aire que es de fuego
Fuego es el mundo que se extingue y prende
para durar (fue siempre) eternamente.

Las cosas hoy dispersas se reúnen
y las que están más próximas se alejan:
soy y no soy aquel que te ha esperado
en el parque desierto una mañana
junto al río irrepetible adonde entraba
(y no lo hará jamás, nunca, dos veces)
la luz de octubre rota en la espesura.

Y fue el olor del mar: una paloma
como un arco de sal ardió en el aire.
No estabas, no estarás,
pero el oleaje
de una espuma remota confluía
sobre mis actos y sobre mis palabras
(únicas nunca ajenas, nunca mías):
el mar que es agua pura ante los peces
jamás ha de saciar la sed del hombre.