Sábanas y recuerdos de un mar de noches, días, tardes, madrugadas,
reptando hasta tu nuca, buceando entre los pliegues de un recuerdo,
descubriendo asombrada el olor de un deseo que yacía dormido,
contemplando tu sueño, dibujando de nuevo un cuerpo amado,
conociendo el dolor de lo imposible, la tristeza de ser repeticiones.
Círculo que me envuelve y me revela, sábanas que arroparon mi vacío,
cómo quema, cómo pesa la verdad del silencio, la oscura soledad irremplazable,
cómo explicarte a tí tantos misterios, a tí que hoy me regalas tu inocencia
y me haces olvidar tantos secretos, cómo explicarte hoy que sigo muerta
en el mismo lugar donde tú me encontraste.
te llevaré bajo tierra y te enseñaré cómo aman las raíces de los árboles
viernes, 25 de noviembre de 2011
Hija de la tierra soy
III
Hija la tierra soy. Amante de la muerte.
A menudo en mis sueños la verdad se revela por
completo.
Crecen mis manos y mis pies hasta enroscarse
en un enorme tronco.
Deja que sea yo quien te penetre. Aunque
sea por una sola vez.
Soy dueña tan solo de mis lágrimas.
No sé llorar por dentro.
III
Hija la tierra soy. Amante de la muerte.
A menudo en mis sueños la verdad se revela por
completo.
Crecen mis manos y mis pies hasta enroscarse
en un enorme tronco.
Deja que sea yo quien te penetre. Aunque
sea por una sola vez.
Soy dueña tan solo de mis lágrimas.
No sé llorar por dentro.
Mía Gallegos
viernes, 11 de noviembre de 2011
Matilde Alba Swann
Bajo tu lástima
Quiero huir de tu lástima, y tropiezo
con mis zarzas de miedo
y con mi nido
de alegrías dormidas, y desgarro.
Has tendido
tu sonrisa en piedad a mi costado,
y te quedas
a mirarme ceder, sombra inclinada
como un tronco crujido
de castigos.
Tus dos brazos cruzados, y ya ajenos,
y una boca de beso
que se guarda.
Nunca me vi pequeña como ahora,
a los pies de tu altura
compasiva.
Nunca, como hoy, descalza
y azotada,
a un instante del nunca, irremediable.
Ya no vibra mi carne
en paraísos,
ni en infiernos, ni en manzanas, serpientes,
ni en exilios.
Una lacia
sensación de desgano que me arrastra,
un insomne desorden
de cabello, una pena tremenda de estar triste,
y un deseo
de morirme mañana,
antes que partas, y dejarte
sonreír de piedad sobre mi ausencia.
Quiero huir de tu lástima, y tropiezo
con mis zarzas de miedo
y con mi nido
de alegrías dormidas, y desgarro.
Has tendido
tu sonrisa en piedad a mi costado,
y te quedas
a mirarme ceder, sombra inclinada
como un tronco crujido
de castigos.
Tus dos brazos cruzados, y ya ajenos,
y una boca de beso
que se guarda.
Nunca me vi pequeña como ahora,
a los pies de tu altura
compasiva.
Nunca, como hoy, descalza
y azotada,
a un instante del nunca, irremediable.
Ya no vibra mi carne
en paraísos,
ni en infiernos, ni en manzanas, serpientes,
ni en exilios.
Una lacia
sensación de desgano que me arrastra,
un insomne desorden
de cabello, una pena tremenda de estar triste,
y un deseo
de morirme mañana,
antes que partas, y dejarte
sonreír de piedad sobre mi ausencia.
Carlota Caulfield
Respiro y descanso
al mirarte desnudo.
Este acompañarnos y saber callar
por los caminos de nuestro dolor:
mi escritura se teje
sobre las paredes
del incomparable acorde de tus manos.
al mirarte desnudo.
Este acompañarnos y saber callar
por los caminos de nuestro dolor:
mi escritura se teje
sobre las paredes
del incomparable acorde de tus manos.
sábado, 5 de noviembre de 2011
Noviembre de olores nuevos, de besos de adolescencia,
noviembre de lluvia que trae nuevas palabras, nuevos gestos,
noviembre de viento que se lleva a su paso las cadenas, los llantos, las ausencias;
la espiral recupera su curvatura, la raíz desciende adentro con fuerza,
parece que el corazón se diera un descanso para mirar con ojos nuevos,
para reír y soñar sin tanto peso, para volar un poco entre las nubes.
noviembre de lluvia que trae nuevas palabras, nuevos gestos,
noviembre de viento que se lleva a su paso las cadenas, los llantos, las ausencias;
la espiral recupera su curvatura, la raíz desciende adentro con fuerza,
parece que el corazón se diera un descanso para mirar con ojos nuevos,
para reír y soñar sin tanto peso, para volar un poco entre las nubes.
miércoles, 2 de noviembre de 2011
La leyenda del cuerpo
Reconstruir un cuerpo
fragante en la memoria:
ingresa en el recuerdo semidiós
y en el olvido, viento.
El tacto: narraciones
de una teogonía suficiente:
ninfas en la saliva, los mensajes
de iris en la sangre, el asediar
de amazonas, cuantas alegorías
quisiéramos del fuego, la conciencia
suprema de la piel.
El cuerpo amado nunca
es solamente un cuerpo.
De "Problemas de doblaje" 1982
Aurora Luque
Suscribirse a:
Entradas (Atom)