Llevo
tal cantidad de vidas no narradas
debajo de mi falsa cabellera,
tal cantidad de fechas incumplidas.
No me digas jamás ni siempre.
Búscame.
Pues cómo de otro modo
iba a saber si estoy o si no he vuelto
o cómo si he llegado o cómo cuándo
si el que ha llegado soy o el que me espera.
No encadenes a nadie al pie de nunca.
Ocúltame, solapa,
bajo el llanto tardío.
Jose ángel Valente
te llevaré bajo tierra y te enseñaré cómo aman las raíces de los árboles
domingo, 26 de febrero de 2012
sábado, 18 de febrero de 2012
Recuérdame el motivo, la distancia,
el camino perdido y la palabra,
recuérdame las fechas, los lugares,
los pliegues de tu cuerpo,
los ecos de tu enfado,
el olor a café de media tarde,
la escalera, la leña, el maullido,
recuérdame los sueños que soñabas,
los domingos de ausencia,
las mentiras piadosas,
la guitarra y el miedo atravesado,
las preguntas, silencios y disfraces.
Recuérdame la risa que he perdido,
recuérdame quién era antes que tú,
recuérdame por qué me abandonaste
y no te olvides de decir mi nombre.
el camino perdido y la palabra,
recuérdame las fechas, los lugares,
los pliegues de tu cuerpo,
los ecos de tu enfado,
el olor a café de media tarde,
la escalera, la leña, el maullido,
recuérdame los sueños que soñabas,
los domingos de ausencia,
las mentiras piadosas,
la guitarra y el miedo atravesado,
las preguntas, silencios y disfraces.
Recuérdame la risa que he perdido,
recuérdame quién era antes que tú,
recuérdame por qué me abandonaste
y no te olvides de decir mi nombre.
viernes, 17 de febrero de 2012
Ella
Viene despacio
entra
tropieza con mi tos
con mi costumbre de dejar la nuca
en cualquier parte
viene despacio
ordena mis silencios
desata las palabras necesarias
recibe la correspondencia de mis ojos
viene despacio
a tender sus manteles de ternura
viene despacio
apenas hecha humo para no despertarme
se abre paso entre vasos arrojados al día
retratos de mujeres
noches de bronca y noches de ginebra
viene despacio
con su enchape celeste subiéndose a mis mástiles
viene despacio
entra
se arrodilla al borde de mi alma
y junta los fragmentos de mi risa
después... se vuela azul como la tarde.
Jorge Boccanera
Viene despacio
entra
tropieza con mi tos
con mi costumbre de dejar la nuca
en cualquier parte
viene despacio
ordena mis silencios
desata las palabras necesarias
recibe la correspondencia de mis ojos
viene despacio
a tender sus manteles de ternura
viene despacio
apenas hecha humo para no despertarme
se abre paso entre vasos arrojados al día
retratos de mujeres
noches de bronca y noches de ginebra
viene despacio
con su enchape celeste subiéndose a mis mástiles
viene despacio
entra
se arrodilla al borde de mi alma
y junta los fragmentos de mi risa
después... se vuela azul como la tarde.
Jorge Boccanera
sábado, 11 de febrero de 2012
jueves, 2 de febrero de 2012
Sopla el viento,
aúllan los lobos del cielo
reclamando
un poco de atención.
Yo pienso en los caballos que pastaban
en aquel tiempo de lejanas risas
y temo que la nieve me recuerde
con su helada presencia, y te despiertes.
Como mágico ungüento, como savia,
anhelo y te reprimo en la memoria
porque debo dejar esos fantasmas
que plagan de ilusión mi libro abierto.
La noche llora y gime, yo no puedo,
sonrío y acaricio con ternura
a ése que es presente, en la portada.
Intento no encontrarte por mis sueños,
ni camino ni hablo en tus moradas,
silencio.
Pero hay vientos que traen malas noticias
y hay noticias que no escribiré nunca,
y duermo hipnotizada esta otra vida
y sueño en otro libro tus pisadas.
Nieve de blanca frente, nieve de sangre,
¿por qué te tengo miedo?
Siempre me recordaste las ausencias...
Yo pienso en tus ojeras y en tus manos,
retuerzo mis recuerdos,
me esmero en no beber de ese veneno,
en no caer al fondo del abismo.
Qué bello es el dolor cuando se entiende,
cómo llena la pérdida, si se acepta.
Dejadme dibujar al menos viento,
caballos y nevadas y canciones.
Si tuviera un martillo, golpearía
ese jarrón de esmalte hasta que estalle.
A veces tengo miedo, a veces sueño,
pero qué maravilla es leer tan dentro
que todas las palabras se me claven
y que no haya otro viento que el silencio.
aúllan los lobos del cielo
reclamando
un poco de atención.
Yo pienso en los caballos que pastaban
en aquel tiempo de lejanas risas
y temo que la nieve me recuerde
con su helada presencia, y te despiertes.
Como mágico ungüento, como savia,
anhelo y te reprimo en la memoria
porque debo dejar esos fantasmas
que plagan de ilusión mi libro abierto.
La noche llora y gime, yo no puedo,
sonrío y acaricio con ternura
a ése que es presente, en la portada.
Intento no encontrarte por mis sueños,
ni camino ni hablo en tus moradas,
silencio.
Pero hay vientos que traen malas noticias
y hay noticias que no escribiré nunca,
y duermo hipnotizada esta otra vida
y sueño en otro libro tus pisadas.
Nieve de blanca frente, nieve de sangre,
¿por qué te tengo miedo?
Siempre me recordaste las ausencias...
Yo pienso en tus ojeras y en tus manos,
retuerzo mis recuerdos,
me esmero en no beber de ese veneno,
en no caer al fondo del abismo.
Qué bello es el dolor cuando se entiende,
cómo llena la pérdida, si se acepta.
Dejadme dibujar al menos viento,
caballos y nevadas y canciones.
Si tuviera un martillo, golpearía
ese jarrón de esmalte hasta que estalle.
A veces tengo miedo, a veces sueño,
pero qué maravilla es leer tan dentro
que todas las palabras se me claven
y que no haya otro viento que el silencio.
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