jueves, 2 de febrero de 2012

Sopla el viento,
aúllan los lobos del cielo
reclamando
un poco de atención.
Yo pienso en los caballos que pastaban
en aquel tiempo de lejanas risas
y temo que la nieve me recuerde
con su helada presencia, y te despiertes.
Como mágico ungüento, como savia,
anhelo y te reprimo en la memoria
porque debo dejar esos fantasmas
que plagan de ilusión mi libro abierto.
La noche llora y gime, yo no puedo,
sonrío y acaricio con ternura
a ése que es presente, en la portada.
Intento no encontrarte por mis sueños,
ni camino ni hablo en tus moradas,
silencio.
Pero hay vientos que traen malas noticias
y hay noticias que no escribiré nunca,
y duermo hipnotizada esta otra vida
y sueño en otro libro tus pisadas.
Nieve de blanca frente, nieve de sangre,
¿por qué te tengo miedo?
Siempre me recordaste las ausencias...
Yo pienso en tus ojeras y en tus manos,
retuerzo mis recuerdos,
me esmero en no beber de ese veneno,
en no caer al fondo del abismo.
Qué bello es el dolor cuando se entiende,
cómo llena la pérdida, si se acepta.
Dejadme dibujar al menos viento,
caballos y nevadas y canciones.
Si tuviera un martillo, golpearía
ese jarrón de esmalte hasta que estalle.
A veces tengo miedo, a veces sueño,
pero qué maravilla es leer tan dentro
que todas las palabras se me claven
y que no haya otro viento que el silencio.

2 comentarios:

  1. Me gusta mucho el ritmo que le diste al poema, linda, y de entre las imágenes, me quedo sobre todo con la del jarrón de esmalte haciéndose pedazos... Muy bonito tu poema! :)

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