lunes, 21 de mayo de 2012

Alejandra Pizarnik...

Los trabajos y las noches

Para reconocer en la sed mi emblema
para significar el único sueño
para no sustentarme nunca de nuevo en el amor
he sido toda ofrenda
un puro errar
de loba en el bosque
en la noche de los cuerpos
para decir la palabra inocente.



Fronteras inútiles

un lugar
no digo un espacio
hablo de
qué

hablo de lo que no es
hablo de lo que conozco


no el tiempo
sólo todos los instantes
no el amor
no

no

un lugar de ausencia
un hilo de miserable unión.



Cold in hand blues

y qué es lo que vas a decir
voy a decir solamente algo
y qué es lo que vas a hacer
voy a ocultarme en el lenguaje
y por qué
tengo miedo

martes, 8 de mayo de 2012

Intimidad.
Reconocible, apetecida,
resguardada.
Hay un desfiladero de momentos
tallados en los pliegues, recónditos
agujeros donde se refugian
la pérdida, el aullido, la palabra.
Placenta protectora que al arrullo
de los años va tejiendo la tela
de esa intimidad que es sagrada.
Nadie escucha ese eco
que dejan las pasiones en la piel,
es secreto el sonido del silencio,
la oscura cavidad en que se esconde
el latido primero,
la belleza que sola se sustenta
porque sola nació,
la luz de cada tarde y primaveras
de lluvia y campos y montañas,
el olor de ese miedo interminable,
la cadencia de cada despedida.
Intimidad, salvaje,
arrasadora soledad protegida,
invisible a los otros, secreta
creación de un infinito
de soplos, de deseos,
posos de vida
arrugados entre carne y agua.