Mendiga voz
Y aún me atrevo a amar
el sonido de la luz en una hora muerta,
el color del tiempo en un muro abandonado.
En mi mirada lo he perdido todo.
Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay.
Y aún me atrevo a amar
el sonido de la luz en una hora muerta,
el color del tiempo en un muro abandonado.
En mi mirada lo he perdido todo.
Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay.
Ese último verso es de lo más espectacular, perfecto broche de cierre de Los trabajos y las noches!
ResponderEliminarLinda, te hemos echado de menos ayer... espero que todo vaya bien... :S
Un beso!