Las hojas se amontonan otoñales,
con ellas rellené mi almohada
y cada noche sueño con su crujido
enredada en octubres y espirales.
A veces me descubro regando
con lágrimas las hojas amarillas
y entonces ya no suenan encrespadas,
se hacen blandas, mullidas, silenciosas.
Hoy parece que llega una tormenta,
hoy el gris me barniza y me segmenta,
esta tarde de viento y primavera
sueño con hojas, abrazos, ritos, cuevas.
Qué despiste me ronda por las venas,
qué certeza inquietante y engañosa,
ayer cisne, hoy loba, ¿qué mañana?
Dudas, bailes y versos sin sentido...
Me escuece la nostalgia y me fascinan
la intención, el nervio y la pureza
de esa energía de agua que me nace
cuando enraizo mis pies bajo la tierra.
te llevaré bajo tierra y te enseñaré cómo aman las raíces de los árboles
lunes, 21 de marzo de 2011
miércoles, 16 de marzo de 2011
Verde
Verde. Las hojas de geranio
en la luz gris de la tormenta
tiemblan, tensión
de nervadura verde oscuro.
Te mirabas las manos,
nervadura de venas; si los dedos
fueran deliciosos, decías.
Al caminar
apoyaba mi sien contra la tuya
y en la noche escuchaba
el ruiseñor y el graznido
del pavo. Indiferencia
de todo, oscuridad.
Me llamabas con voz muy baja.
Sólo un día reíste.
De "Ella, los pájaros", 1994
Verde. Las hojas de geranio
en la luz gris de la tormenta
tiemblan, tensión
de nervadura verde oscuro.
Te mirabas las manos,
nervadura de venas; si los dedos
fueran deliciosos, decías.
Al caminar
apoyaba mi sien contra la tuya
y en la noche escuchaba
el ruiseñor y el graznido
del pavo. Indiferencia
de todo, oscuridad.
Me llamabas con voz muy baja.
Sólo un día reíste.
De "Ella, los pájaros", 1994
OLVIDO GARCÍA-VALDÉS
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