Querer que te quieran es cansado,
y duele, duele mucho,
duele el vientre que se repliega partido,
duelen las manos que se quedan vacías,
duelen los ojos que se aguantan el llanto,
duele la garganta que se traga los nudos,
nudos de palabras, nudos de abrazos,
nudos de esperas infinitas y absurdas.
Querer que te quieran es un esfuerzo
mayor aún que el de quererse uno,
es una imposibilidad que te desgasta,
es un cuento de hadas inconcluso,
es un engaño eterno, un auto-engaño,
es una pesadilla amaneciendo.
Quiero estar sola,
tal vez no,
tal vez sólo quiero
dejar de buscar la aprobación del otro.
Voy a emborracharme de crueldad
hacia mi misma...
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