-Hablemos del amor
-Tal vez podamos empezar acariciándonos
-Sí, tal vez
-El final de la conversación sabemos cuál será, ¿verdad?
-Sí, nos suicidaremos juntos
-Claro, pero para llegar a eso habrá que demostrar el porqué
-Demostrar ¿a quién?
.A la humanidad, al mundo entero
-Al mundo le da igual nuestro amor
-Puede ser, pero nuestro amor es el suyo también, quizá sólo tengan que darse cuenta
-Lo intentaremos
-Lo principal es nuestra libertad
-Y nuestra imposibilidad de ser totalmente libres
-Pero aceptando esa verdad crecemos y crece nuestro amor
-Sí, para mí fue algo clave comprender eso
-Cuando se habla del amor a veces se olvida que hablamos de seres que aman y son amados
-Yo a veces imaginaba el amor como un ente, como un ser sobrenatural, fuera de nosotros, como cuando hablan de dios como algo que está ahí arriba, el gran ojo, para mí Amor era un dios, un gran corazón que flotaba en el aire e irradiaba rayos de fuego. ¿Te acuerdas?
-Me acuerdo, también recuerdo cómo yo te decía que para mí Amor era algo intrínseco al ser humano, que estaba dentro de mí, pero también como un ente, pegado a la carne que recubre mis huesos y mi corazón
-Y luego hubo un tiempo en que decías que estaba en la mirada, que se comunicaba y pasaba de unos a otros por los ojos
-Sí, entonces me parecía un fantasma de aire invisible que entraba y salía de nosotros
-Ahora me parece gracioso recordarlo
-La cantidad de vueltas que hemos dado
-Sí, pero creo que era necesario
-Quizá, si no habríamos llegado aquí demasiado pronto
-El tiempo...
-¿Tienes frío?
-Un poco, ya se está poniendo el sol
-Yo también, estamos cansados
-Felizmente cansados
-¿Dejamos de hablar ya?
-Sí, muramos como el sol
-Con sus últimos rayos
-Buena muerte, amor
-Buena muerte, mi vida
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