domingo, 3 de noviembre de 2013

Hay una brisa
que se cuela por las venas,
que se instala en un lugar
donde no existe
la locura
donde el cuerpo pierde sus contornos,
sus olores, sus tonalidades,
un lugar ajeno a los sentidos
donde tan sólo se escucha
un tintineo, un silencioso crujir
de nieve
recién caída,
en ese único instante en que se posa
y se suspende el tiempo,
y se detiene el pulso de la muerte.
Allí,
allí donde el susurro
es un batir de alas delicadas,
allí es donde habita
¿el amor?

2 comentarios:

  1. Allí es donde habita,
    un batir de alas delicadas,
    el susurro,
    que detiene el pulso de la muerte
    que suspende el tiempo.

    Como nieve recién caída,
    su tintineo y silencioso crujir,
    ajena a los sentidos,
    olores, tonalidades,
    los contornos del cuerpo,
    allí, hay una brisa,
    que se cuela por las venas,
    porque no existe,
    locura.
    ¿Es el amor, mi cielo?

    Me pregunto a veces si es el amor un hogar, un espacio en el que encontrar la belleza de esta vida, o es en la misma belleza donde podemos encontrar el amor… Quizás sea una paradoja pensarlo, quizás no haya mundo si no hay nada que amar en él.

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  2. Me planteo la misma pregunta, y también si habitamos el amor o si él nos habita, si el lugar es el amor o nosotros que como espacio le damos cabida. Para llegar a ver la belleza habría que creer primero en ella, y creer es amar, no hay un tiempo de sucesión, ni antes ni después, sucede al unísono y es por ello que belleza y amor son uno. No hay mundo si no hay nada que amar en él...

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