miércoles, 14 de diciembre de 2011

Paloma Palao

Esa puerta de mármol, esa losa...

Esa puerta de mármol, esa losa
que cae sobre mi alma
si ando, donde me voy dejando
nudillos, nudos, manos...
He de tirarla abajo.
Esa madera joven, en la que me he
clavado, con ranuras
estrechas, con bisagras gigantes,
que envuelta de recuerdos
me sale siempre al paso...
He de tirarla abajo.
Esa puerta que llama cuando sigo
adelante, esa puerta que avanza
cuando yo me he parado. Esa puerta
que escucha cuando yo estoy
llamando...
Esa puerta -que es mía-
he de tirarla abajo.

Aprendo un camino para tu pestaña...

Aprendo un camino para tu pestaña: luz
abierta que no se desboca.
Acudo
a la razón: todo niega
la posibilidad de ser de nuevo
carne en la conjunción de tu memoria.
Barro el dolor, porque busco en mi ventana
la nota
que produzca silencio prometido: escribo
sobre un amor, que no llega;
pero no me despeino
en la nostalgia, porque
la fuente me deja su ruido,
promesa de una necesidad
que se intuye. Contra el dolor
yo tengo mi palabra: firme promesa
de resistir.


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